viernes, 24 de julio de 2009

Felicitaciones desde Suiza

Querido tío:

Tantas cosas tengo para agradecerle que no alcanzarían las palabras.
Estuvo presente en todos los momentos importantes de nuestra familia, en los más felices y en los no tanto, y aunque ya no nos vemos tan seguido como antes, yo siento que siempre está.

Cada vez que entono un canto gregoriano me vienen a la mente las misas de los domingos en canal doce: yo cantaba y Virginia tocaba la flauta traversa. Creo que tenía entre 13 o 14 años y realmente me daba un poco de vergüenza cantar en la tele frente a tanta gente, pero igualmente era para mí un privilegio enorme poder hacerlo. Fue usted quién me ayudó a descubrir estos cantos que combinan la simpleza con la profundidad religiosa de una manera increíble, fue usted quien me presentó a la Madre María Luisa que en ese momento estaba en el Colegio 25 de mayo
para que me enseñara a cantarlos.

Nunca me olvidaré de que en aquellos años, luego de cantar en la misa de un domingo en canal doce, estábamos con mis padres y hermanos en la casa de los nonos esperándolo para almorzar como todos los domingos y recibí una llamada telefónica del Maestro César Ferreyra, (en aquel
momento director del coro de cámara de la fundación Proarte) para felicitarme y contarme de la emoción tan grande que le había producido mi canto! ¡Todavía me pregunto cómo consiguió el número de teléfono de los nonos!

Y luego en los años siguientes cómo olvidar que cada domingo para la misa del Tambo le preguntaba qué canto gregoriano preparaba para después de la comunión: ¡qué emoción tan grande poder sentir que mientras yo cantaba todos los presentes rezaban en comunión! Recuerdo un domingo en que canté Salve Regina para la meditación y un señor se paró y comenzó a aplaudir ¡y luego todos los que estaban allí continuaron aplaudiendo!

La estadía en Berlín para aprender alemán también fue gracias a usted que convenció a mis padres de que Berlín es la mejor ciudad del mundo, cosa que yo sigo afirmando! Y luego vinieron las inolvidables misiones de enero en Esquel, Bariloche, Caleta Olivia y las de Semana Santa en
Corcovado...

Hoy, por razones geográficas no podremos estar allí acompañándolo físicamente en este festejo tan especial, pero tanto Carlos como yo queremos darle un abrazo muy fuerte que esperamos dárselo personalmente, si Dios quiere, el año que viene cuando estemos por allá para el bautismo de nuestro hijo.

LO QUIERO MUCHO.

María Eugenia (meugenia@gmx.ch)


Querido Padre Miani:

La juventud es una cosa mágica, es cuando uno más cosas aprende todos los días pero a la vez siente que lo sabe y lo puede todo. Tal vez sea por eso que es tan difícil hablarle de Dios a un joven. Pero usted siempre pudo, sin rodeos ni doctrinas autoritarias siempre supo explicar
el mensaje de Jesús y llegar a esa juventud tan ávida de referencias. Yo pienso que pocos sacerdotes tienen ese talento y por eso me siento privilegiado de haberlo conocido, de haber escuchado sus misas y de haber participado en la misión. Quiero expresarle mi admiración y mi
agradecimiento por tantas cosas que aprendí de usted. Un abrazo enorme por estos primeros cincuenta años de sacerdocio.

Carlos. (carlosv@gmx.ch)

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