viernes, 24 de julio de 2009

una de las familias del Padre Miani

Han pasado los años, ha pasado gran parte de nuestra vida y vale la pena recordar cuando en mi niñez tuve la oportunidad de conocer a este joven Padre, lleno de energía que venía de estudiar en Europa. Eran las épocas de los retiros espirituales en Mallín, con mis muy queridas monjas de las Madres Escolapias.

Se veía venir un rastrojero, rojo, muy rápido por la ruta de las sierras y acá llegaban el padre y las monjitas que bajaban muy alborotadas y divertidas de tanta velocidad!!

Encuentros, retiros, misas matinales en el subsuelo del Colegio 25 de mayo. La boina, los rezos y los sueños... Mis estudios siguieron afuera al final del secundario y más tarde en la UCC, donde no me tocó la fortuna de tener el Padre Miani de profesor pero si de vez en cuando tenía noticias sobre el o algún encuentro.

Ignacio Fombella, mi esposo, y yo, nos pusimos de novios hace más de 30 años y decidimos casarnos, por supuesto la condición fue que lo haga el Padre Miani!

El primer encuentro fue en los lomitos de la Av. Rafael Núñez. Intimidado y muy joven, Fombella conoció finalmente a quien quiere  hoy especialmente como a uno más de nosotros: su gran amigo "el Cura Miani".

Y así fue, que junto a nuestros padres nos casó en La Capilla de Santa Ana, lugar donde había asistido yo a catequesis tiempo atrás. Siempre atento a la familia compartió con nosotros y con nuestros padres y hermanos los más preciados momentos de los que tenga memoria. Aunque no siempre lo tenemos físicamente, su presencia siempre está y sus palabras también, bendiciendo el camino.

Bautizó a nuestras hijas, las siguió en su educación (alumnas de Madres Escolapias también) y de esta forma pudimos verlo en la misa del colegio y cada domingo durante años. Luego la vida, los diferentes destinos, el Sur, sus viajes y su gente joven, sus misiones lo han llevado lejos pero siempre creador de espacios donde se escucha la palabra de Dios.

Ha llegado a lugares desconocidos por muchos de nosotros y a ellos, a los que no tienen riquezas materiales les brinda la oportunidad de la riqueza espiritual.

Nos sigue como el primer día, a veces tenemos el gusto de que venga a casa, que es la suya, porque el ayudó a construirla con los verdaderos cimientos que la sostienen: los seres humanos que la habitamos.

También nos divertimos mucho. Alguna vez en Bariloche con menos tiempo del que hubiéramos querido y otras veces en Buenos Aires, coincidimos y lo pasamos muy bien compartiendo una mesa en La Vaca…

Nos divertimos cuando nos encontramos y nos cuenta sus proyectos... aunque dice que será el último cada vez, y sabemos que no... Gracias a Dios está el incansable Padre Miani!

Solo repetiré una frase de él que dice a menudo cuando nos percibe muy enliados y creo que yo la repito más de una vez aunque son de su autoría: "Que haya Paz". Creo que no habrá entre nosotros quien nos acerque mejor este tesoro con su voz sonora y sus proyectos que siempre lleva a cabo y con un concepto grandioso de que "también los pobres tienen derecho a ver cosas lindas".

Este hombre fantástico, este cura extraordinario, nos eligió para que tuviéramos el privilegio de ser sus amigos. Que Dios lo bendiga, el sabe que lo queremos mucho.
 
Ana Ayassa, Ignacio Fombella e hijas: Trini, Jose y Vale.



¡Es hora que descubras quién sos! Alguien puede conocerte mejor que vos mismo…

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